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Latifundismo en Chihuahua

Antes de entrar en el tema del latifundismo en el estado de Chihuahua, es imporatnte definir lo que es un "latifundio"

 

Latifundio es una explotación agraria de grandes dimensiones. En términos de propiedad, es equivalente a una gran propiedad agraria; aunque no necesariamente propiedad y explotación coinciden: una explotación puede constituirse con varias propiedades de propietarios distintos  y una propiedad puede estar dividida en varias fincas o parcelas, así como ser explotada por diferentes empresarios agrícolas, tanto de forma directa o indirecta 

 

Con la fundación de la ciudad de Chihuahua en 1709, aparecieron grandes latifundios que por mucho tiempo caracterizarían el Estado. Dicho sistema inició su formación gracias a las concesiones otorgadas por la corona española, formándose hatos ganaderos de 10 mil a 100 mil cabezas de ganado bovino y equino. Cabe mencionar que no se trataba de concesiones temporales, sino de derechos definitivos y heredables. Se pusieron de moda los denuncios de tierra: De esta manera el español Benito Pérez de Rivera adquirió las haciendas "El Sauz" y "Encinillas", situadas al norte de la ciudad de Chihuahua. Tiempo después, estas haciendas jugarían un papel principal, a manera de centro de la ganadería del Estado.

 

Los herederos de Pérez de Rivera vendieron las haciendas al General Zubiate, cuyos sucesores a su vez la traspasaron a Don Manuel de San Juan y Santa Cruz quien en 1748 fue embargado por la hacienda real. Ante este acontecimiento, durante casi 40 años, empleados de la hacienda real se hicieron cargo de la administración de dichas tierras, hasta 1786 fueron vendidas al Conde de San Pedro de Álamo quien adquirió nuevas mercedes de tierra, constituyendo un enorme latifundio que se extendía desde las goteras de la ciudad de Chihuahua hasta los Médanos de Samalayuca ya casi en la actual. frontera con los Estados Unidos. 

El poseer grandes extensiones ganaderas, estaba acorde con la idiosincrasia y condiciones socioeconómicas de la época. Los problemas legales a que se enfrentaban los propietarios, eran el impedir daños a las tierras de cultivo de los vecinos de las poblaciones y el no afectar las tierras comunales de pastorales que tenían cada población esto era el ejido español en su antiguo concepto de la Europa medieval. También tenían un muy grande problema que enfrentar: La aparición de los apaches, excelentes guerreros y ladrones de ganado, que siempre jugarían un papel muy importante dentro de la historia de la ganadería; Podríamos decir que es el apache el más remoto ancestro del abigeo, azote del ganadero que hasta nuestros días no se ha podido exterminar. Se inicia el siglo XIX y con el la guerra de independencia que cambiaría el destino de los habitantes de la Nueva España. 

A pesar de que esta guerra no se desarrolló en territorio chihuahuense, tuvo ciertas consecuencias para la economía regional, agravándose la situación después de cambios de gobernantes hicieron que la actividad ganadera regional disminuyera.

 
Luis Terrazas

 

A mediados del siglo aparece en escena Don Luis Terrazas Fuentes, quien se convertiría en puntal de la ganadería mexicana. Hijo de Juan Terrazas y Petra Fuentes, vecinos de la región de Satevó, nació en Chihuahua en el año de 1829 y para 1859 ya era uno de los terratenientes del Estado. La primera escritura a su favor data del 7 de enero de 1851, siendo esta la correspondiente a la propiedad heredada de su padre situada en la margen izquierda del Río Chuviscar. No se sabe a ciencia cierta cuándo se iniciaron las operaciones en gran escala de Don Luis, pero se cuenta que diez años después de heredar su primera propiedad, ya efectuaba compras considerables de ganado, y como cada cabeza adquirida requería de más terreno para su crianza y desarrollo, fue haciéndose cada día de mayor cantidad de ranchos. Las veinte haciendas ganaderas que llego a tener Don Luis sumaban un total de dos millones 639 mil 954 hectáreas equivalentes a la novena parte de la superficie total del Estado, aunque se presume que el imperio terracista abarcaba cuatro millones 460 mil cien hectáreas. 

En cuanto a cabezas de ganado, nadie sabe con exactitud cuántas llegó a poseer Don Luis. Hay quien dice que fue dueño de un millón de vacunos, ovinos tenía 250 mil y entre caballos, asnos y mulas, sumaban 150 mil cabezas. Los herraderos de becerros en las haciendas de Don Luis Terrazas alcanzaron números cercanos a los 140 mil en un año sin contar los ejemplares de ganado caballar, ovino y porcino. Mención aparte merece la caballada de Don Luis, ya que sus bestias se contaban entre las de mejor sangre del país. A propósito de Don Luis Terrazas, escribió un norteamericano: "La Historia de los imperios ganaderos del mundo, no podría ser mencionada sin nombrar a Don Luis Terrazas, como en la historia de Estados Unidos de América no puede dejar de mencionarse a George Washington". Chihuahua es quizá el Estado donde se impulso de manera más absorbente el régimen latifundista de la propiedad individual, como consecuencia de la legislación sobre terrenos baldíos y nacionales expropiados. A partir de 1875, con el apoyo de los gobiernos de Lerdo de Tejada, González y Porfirio Díaz, las concesiones a particulares y a compañías para realizar deslindes, mediciones, fraccionamientos y evaluaciones, ocasionaron grandes perjuicios a las clases pobres, pues les cercenaron parte de su fuerza económica. 

 

12 de junio de 1923 murió Luis Terrazas , el hombre al que se le atribuye la frase de: “Yo no soy de Chihuahua; Chihuahua es mío”. Este fue el latifundista más rico que ha existido en este estado y quien decía no ser de Chihuahua, sino que Chihuahua era suyo, nació en 1829 y muerió a los 94 años, de viejo y en su cama y rodeado por su familia. Con el poder político utilizado para desarrollar sus intereses, Terrazas erigió su imperio económico ofreciendo la modernización y el desarrollo social de Chihuahua, pero logrando un incuestionable empobrecimiento de las mayorías. Terrazas y su imperio repartido entre pocas familias fueron un factor determinante para que se iniciara la Revolución Mexicana y para que existiera un Pancho Villa.

 

 


En 1913, siendo Francisco Villa gobernador provisional de Chihuahua, ordenó que todos los expendios de la ciudad vendieran a 15 centavos el kilo de pulpa y a 10 centavos el de carne con hueso, ordenando que se trajera ganado de donde se encontrara, por supuesto sin costo alguno Así fue como paradójicamente, el latifundio ganadero colaboró a cavar la tumba del sistema político que lo había creado. Puede decirse que la ganadería chihuahuense ha sido industria en constante evolución. A lo largo de su historia, los criadores de ganado, principales protagonistas de la misma, se han preocupado por mejorarla introduciendo diversas razas en la búsqueda de nuevas cruzas con mejores características de producción.

COLEGIO DE BACHILLERES.

PLANTEL 4

6TO SEMESTRE. MARZO 2016. GRUPO 607

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