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Invasión Francesa

La invasión del ejército francés al estado de Chihuahua era entretanto un objetivo estratégico para el imperio. De conseguir la expulsión del gobierno republicano de territorio mexicano, como se buscaba con tanto afán, se le propinaría un golpe casi mortal a la legitimidad de la causa republicana. El 13 de agosto de 1865 la avanzada francesa entró a la capital del estado, después de haber derrotado a las fuerzas republicanas que le hicieron frente en el camino de Durango a Chihuahua.

 

El general Brincourt comandante de la brigada invasora, redactó y distribuyó un manifiesto dirigido a los habitantes de Chihuahua en los que se presentaba como salvador de los bandidos llamados liberales "que se llevan a los peones de las haciendas para conducirlos lejos y hacerlos morir de sed y hambre...", y agregaba que "Los franceses son los hermanos mayores de la Libertad, ellos respetarán vuestras opiniones, os dejarán escoger vuestras autoridades...". Apenas una semana antes, el 5 del mismo mes, el gobierno mexicano había abandonado la ciudad para establecerse en la Villa de Paso del Norte, a donde llegó el día 14. Si bien los imperialistas pusieron al gobierno de Juárez en la orilla del suelo nacional, nunca pudieron hacer la travesía entre Chihuahua y la frontera y por tanto expulsar a los abanderados de la defensa nacional. No obstante ello, el jefe militar de Durango informó al alto mando francés que Juárez y sus ministros habían abandonado el territorio, lo que permitió la ejecución del bárbaro decreto de Maximiliano por el cual se daba tratamiento de bandidos sin bandera y sin causa política a los enemigos del imperio. Tales informes fueron el pretexto para que el emperador proclamara en su famoso decreto del 3 de octubre de 1865:

"De hoy en adelante la lucha solo será entre los hombres honrados de la nación y las gavillas de criminales y bandoleros... el Gobierno, fuerte en su poder, será desde hoy inflexible, puesto que así lo demandan los fueros de la civilización, los derechos de la humanidad y las exigencias de la moral".

           

El decreto del emperador no hizo disminuir la resistencia y por el contrario exacerbó los ánimos de los republicanos y de sus simpatizantes. Así se muestra por ejemplo en un largo escrito titulado La Nación Mexicana contra el Coloso de Europa, cuyo autor Ignacio Orozco asentaba:

“Los que se lanzan sobre nuestro suelo, se engalanan para asesinarnos unas veces con el ropaje de la civilización y otros con los andrajos de la hipocresía y del fanatismo…¿Qué es pues lo que  se quiere?,  se pretende hacer de los mexicanos la servidumbre de nuestros humanitarios mentores, de nuestros caritativos maestros, se quiere que portemos  librea, que nos convirtamos en lacayos a la Duport”

 

El nutrido ensayo escrito el 10 de febrero de 1866 fue enviado a Benito Juárez, entonces en la Villa de Paso del Norte,  con la solicitud de que le imprimiera 500 copias para distribuirlas entre los oficiales del ejército fronterizo comandado por Mariano Escobedo, donde entonces combatía el autor. La grandilocuencia del lenguaje utilizado, hoy nos parecería chocante si nos salimos de la época y de las circunstancias, pero no es impedimento para entender el significado que se le daba a la gigantesca confrontación que libraba México por su independencia. En estas palabras de un combatiente chinaco, -como él mismo se definía- se puntualizan bien las razones y los intereses antagonizados de la Francia con sus industrias, su armada y sus 27 millones de habitantes y los de México, con su producción rural y su estancada población de 7 millones de vecinos. (Casi los mismos que había encontrado Humboldt en la Nueva España, seis décadas atrás). 

 
Evacuación y retorno de las tropas francesas
 

Los soldados galos evacuaron la ciudad de Chihuahua el 29 de octubre de 1865 y de inmediato fue ocupada la capital por un destacamento republicano al mando del coronel José Merino, quien nombró como jefe político del cantón Iturbide al coronel Luis Terrazas. Poco tiempo después, recibió el nombramiento de comandante militar del estado que le extendió el presidente de la república. El 20 de noviembre se instaló de nuevo el gobierno nacional en Chihuahua. Sin embargo, ante los amagos de una nueva invasión francesa, la administración juarista se dirigió una vez más a Paso del Norte, mientras los extranjeros tomaban posesión de la capital el 11 de diciembre de 1865. El nuevo jefe militar francés, coronel Billault, procedió a organizar el gobierno imperial, nombrando a Julián Ramírez y a Julio Carranco, oscuras figuras tomadas por el francés de los mandos subalternos de la policía y el ejército, como jefe y subjefe del mando militar y político. Con la mira de iniciar la institucionalización del nuevo gobierno, en diciembre de 1865 se comenzó a publicar La Nueva Era como periódico oficial del departamento de Chihuahua, en el que se insertaron diversas leyes y decretos imperiales, en especial el que organizaba la nueva división territorial del país en 50 departamentos, tres de los cuales se ubicaban en el estado. Feliciano Enríquez, comandante militar de los cantones de Guerrero, Rayón, Galeana, Matamoros y Abasolo, con una respetable fuerza armada engolosinada por los fáciles triunfos obtenidos hasta el momento, se dispuso a incursionar en Galeana y aún tratar de llegar a la villa de El Paso, donde se encontraba la sede del gobierno juarista. La Nueva Era informaba el 24 de febrero que las fuerzas de Enríquez "...tal vez a esta hora habrán ocupado aquella Villa". Si no pudo llegar a la frontera, sí ocupó las poblaciones de Namiquipa, San Buenaventura y Galeana. Allí levantó otras tantas actas de adhesión al imperio por parte de la mayoría de los vecinos. La invitación a que "voluntariamente" firmaran el papel redactado por los agentes imperiales, está consignada en un modelo de oficio que Enríquez dirigió al presidente de Galeana:

"Hallándome en orden del señor Comandante Superior de la Capital, para que todos los pueblos de los cinco cantones que me son encomendados incluso el presente, como comandante general, reconozcan y se sometan a las leyes imperiales, he dispuesto acompañar a usted una acta de adhesión al gobierno imperial, que deberá ser firmada por todo ese vecindario de su mando [...] Yo me prometo del buen juicio de usted y esos vecinos que se prestaran gustosos a firmar la referida acta; pero si por desgracia lo resistieren, me veré obligado a tomar otras providencias que le serán sensibles..."

 

No obstante las advertencias, algunos de los firmantes intercalaron expresiones de inconformidad a la hora de suscribir, por lo que en el Valle de San Buenaventura hubo de levantarse de nuevo el acta por órdenes de Enríquez, pues"...como el documento debe de ir a manos de Gefe Superior del Estado no lo puedo admitir con semejante defecto. . ." Se advierte que aun los jefes imperialistas seguían usando las categorías políticas de la república, como estado y presidencias municipales, en lugar de departamento o subprefecturas .

 

Batalla de 1866: 
 

La batalla de Chihuahua tuvo lugar el 24 de marzo de 1866 en la ciudad de Chihuahua en el estado de Chihuahua, México, entre elementos del ejército mexicano de la república, al mando del Coronel Luis Terrazas y tropas francesas al servicio del Segundo Imperio Mexicano compuesta de soldados franceses y conservadores mexicanos durante la Segunda Intervención Francesa en México. El ataque a la capital del estado deChihuahua, comenzó a las 9 de la mañana del 24 de marzo de 1866, encabezada por el Coronel Luis Terrazas, quien se percató que el ejército imperialista se encontraba posesionado de esta plaza y que ellos mismos pretendían iniciar un movimiento por las cercanías del lugar.

 

El coronel Terrazas, ordenó a sus tropas de caballería dar batalla contra el flanco izquierdo enemigo, logrando así capturar muchos prisioneros y el desalojo de gran parte de los edificios del lugar. Ya casi ganada la batalla para los republicanos, el Coronel Terrazas ordenó el asalto final, al mando de Sóstenes Rocha, quien con su artillería logró acabar completamente con varios grupos de resistencia imperial, lo relevante fue que se efectuó un disparo de artillería desde lo que hoy es el parque Lerdo, que logró dar de lleno a una campana de la catedral en donde se atrincheraron los conservadores y los leales al emperador de tal suerte que el ruido ensordecedor los hizo abandonar sus puestos de batalla, y con esto para el anochecer finalmente se rindieron; mientras las tropas de tierra ocupaban la plaza en forma contundente. A las once de la noche se dio la rendición completa de los imperialistas, que se convirtieron en más de 200 prisioneros además de que se les confiscó mucho material de guerra, según lo escrito por el Coronel al Gral. Ignacio Mejía, entonces Secretario de Guerra y Marina.

 

 

 

 

 

 

COLEGIO DE BACHILLERES.

PLANTEL 4

6TO SEMESTRE. MARZO 2016. GRUPO 607

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